La “sed” de la atmósfera: un factor clave en la expansión de las sequías
La demanda evaporativa atmosférica (AED) o "sed atmosférica", exacerbada por el calentamiento global, está provocando que la atmósfera extraiga más humedad del suelo y la vegetación, intensificando las sequías en el mundo.

Cuando se habla de sequía, lo primero que suele venir a la mente es la falta de lluvia. Pero este fenómeno puede tener distintos orígenes y consecuencias, dependiendo de cómo se manifieste.
La sequía meteorológica ocurre cuando las precipitaciones caen por debajo de los promedios históricos durante un periodo prolongado. Es la forma más directa de sequía y muchas veces el punto de partida de las demás.
Por otro lado, la sequía hidrológica se produce cuando disminuye el volumen de agua en ríos, lagos, embalses o acuíferos, generalmente debido a una recarga insuficiente durante las estaciones lluviosas. Mientras que la sequía agrícola ocurre cuando el suelo carece de la humedad necesaria para sostener los cultivos, aún cuando pueda haber agua disponible en otras fuentes.
Más allá de las categorías, hay un factor que hasta ahora había sido poco considerado, pero al que habría que poner más atención: la demanda evaporativa atmosférica (AED, por sus siglas en inglés) o la llamada “sed atmosférica”.
¿Qué es la AED y por qué importa tanto?
La AED es la capacidad de la atmósfera para extraer humedad de la superficie terrestre. Puede ser del suelo, la vegetación, los cuerpos de agua o cualquier superficie húmeda.
Esta capacidad está determinada por variables como la temperatura, la radiación solar, el viento y la humedad del aire. A medida que el planeta se ha calentado, la “sed” atmosférica se ha intensificado, provocando una pérdida de humedad más rápida.
Entre 2018 y 2022, las áreas afectadas por sequía a nivel global aumentaron un 74% respecto del periodo 1981-2017. La AED estuvo detrás de más de la mitad de ese crecimiento. En 2022, cuando el 30% de la superficie terrestre del planeta atravesó condiciones de sequía moderada a extrema –entre ellos, gran parte de Chile– la sed atmosférica explicó el 42% de esa expansión.
Aunque se sabía que la AED era relevante, pocos estudios habían cuantificado su efecto a escala global. Una nueva investigación, publicada en Nature, mostró que la AED ha aumentado más rápido que las tasas de precipitación, lo que sugiere una tendencia hacia condiciones más secas, incluso en lugares donde la lluvia no ha disminuido significativamente.
¿Por qué debemos incluir la AED en los monitoreos?
Hasta ahora, la mayoría de los modelos y monitoreos de sequía se han centrado casi exclusivamente en la cantidad de lluvia caída, pero este estudio muestra que, bajo un clima más cálido y seco, la evaporación forzada por la atmósfera puede jugar un rol igual o incluso más importante en la generación y persistencia de sequías.
Nature research paper: Warming accelerates global drought severityhttps://t.co/B4oaQK0SjK
— nature (@Nature) June 9, 2025
En un escenario de calentamiento global continuo, se espera que esta "sed" atmosférica siga creciendo, con consecuencias profundas no solo para la disponibilidad de agua, sino también para la seguridad alimentaria, la biodiversidad y la estabilidad económica y social en muchas regiones.
Actualizar los modelos de monitoreo de sequías, considerando la AED como un indicador, podría ser fundamental. De acuerdo a los investigadores, haría posible anticipar con mayor precisión los eventos extremos, diseñar estrategias de adaptación efectivas y reducir su impacto en la población y el medioambiente.
Referencia de la noticia:
- Artículo en Nature. Warming accelerates global drought severity.