Leon Simons, experto en climatología: "Los GEI generan cada año el calor equivalente a millones de bombas de Hiroshima"
El climatólogo Leon Simons alerta sobre el impacto de los gases de efecto invernadero, señalando que cada año generan un calor acumulado equivalente a millones de bombas de Hiroshima, una imagen que busca reflejar la gravedad de la crisis climática actual.

Leon Simons, destacado analista climático, advirtió recientemente que los gases de efecto invernadero (GEI) que ya hemos acumulado en la atmósfera, inducen un calentamiento al sistema terrestre equivalente al detonamiento de más de mil millones de bombas de Hiroshima cada año.
Simons, en desacuerdo, utiliza su mensaje para ilustrar la magnitud del desequilibrio energético que ya enfrenta nuestro planeta debido a los gases de efecto invernadero, enfatizando que el calentamiento inducido por estos compuestos equivale a una liberación de energía tan masiva que exige atención y acción global inmediata.
Las cifras detrás del impacto térmico
Simons advierte que el exceso de energía generado por los gases de efecto invernadero (GEI) equivale, cada año, a la liberación de más de mil millones de bombas de Hiroshima.
Esta cantidad de calor se acumula de forma constante en la atmósfera, los océanos y la superficie terrestre, provocando un aumento sostenido de las temperaturas y alteraciones significativas en los patrones climáticos a nivel global.
Además, Simons puntualiza que solo en el Mediterráneo, entre 2023 y 2024, ese exceso energético acumulado fue equivalente a 17,5 millones de bombas de Hiroshima, lo que evidencia cómo incluso regiones específicas están experimentando una carga térmica brutal.
Mark Lynas is one the best climate journalists and authors in the world.
— Leon Simons (looking up) (@LeonSimons8) June 17, 2025
But I strongly disagree with this @guardian headline.
The greenhouse gases we have ALREADY put in the atmosphere force over a Billion Hiroshima bombs worth of heat into the Earth system every year! https://t.co/g1hOVXi5DH pic.twitter.com/P1jGkEDfJF
El concepto yace en el forzamiento radiativo, una medida científica que cuantifica cuánto calor extra retiene la Tierra debido a los GEI. Según el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), dicho forzamiento adicional alcanzaba aproximadamente +2,7 W/m² en 2019 con respecto a los niveles preindustriales.
Esta energía conlleva graves consecuencias: olas de calor más intensas, aumento del nivel del mar, huracanes de mayor magnitud y alteraciones globales en el clima.
¿Por qué esta analogía es relevante?
La comparación con bombas nucleares busca traducir un concepto abstracto —el exceso de calor que retiene el planeta— en una imagen concreta y poderosa para el público general. Esta estrategia tiene un objetivo claro: acercar la ciencia a la ciudadanía y generar el nivel de conciencia necesario frente a la crisis climática. No se trata de alarmismo gratuito, sino de una forma de dimensionar la magnitud del desequilibrio energético que enfrenta la Tierra.
Estas metáforas no solo son útiles, sino esenciales. Permiten entender la urgencia y la escala del fenómeno, y tienen el potencial de provocar esa inquietud indispensable para que las sociedades exijan medidas reales. Sin una percepción clara de la amenaza, difícilmente se logren compromisos colectivos a la altura del desafío. En este contexto, las cifras de calor acumulado equivalentes a millones de bombas de Hiroshima sirven como termómetro emocional y científico a la vez.
Aunque el lenguaje utilizado pueda parecer extremo, las comparaciones están sustentadas por datos concretos. La energía atrapada por los gases de efecto invernadero —principalmente dióxido de carbono, metano y óxidos de nitrógeno— es real y cuantificable. Proviene de emisiones acumuladas desde la Revolución Industrial, y sus efectos ya se manifiestan en fenómenos como olas de calor, sequías extremas, ciclones más intensos y el ascenso imparable del nivel del mar.

La implicancia más profunda de estas cifras va más allá de la ciencia: es una cuestión ética, política y de supervivencia. Cada año, el planeta absorbe más calor, y eso tiene consecuencias directas sobre la salud humana, la producción de alimentos, la estabilidad de las infraestructuras y la seguridad de millones de personas. Como advierte León Simons, es hora de que la humanidad despierte ante los hechos y enfrente la realidad sin filtros.
Minimizar o negar esta magnitud —por temas políticos, desinformación o barreras del lenguaje técnico— solo retrasa las soluciones. La única forma de construir un futuro viable es mediante una comunicación clara, urgente y basada en evidencia. Solo así podremos avanzar hacia una reducción drástica de emisiones, acelerar la transición energética y proteger a las comunidades más vulnerables frente a los impactos del cambio climático que ya están ocurriendo.
Referencias de la noticia
- LinkedIn León Simons. Datos que ejemplifican acumulados de GEI según Simons. (2025).
-The Guardian. Por qué la guerra nuclear, y no la crisis climática, es la mayor amenaza para la humanidad, según un autor.