¿Qué tienen que ver las nubes del océano Austral con el clima del planeta? Un investigador chileno ayuda a responderlo

Un estudio internacional identificó cómo los cambios estacionales en el océano Austral modifican las partículas que forman nubes, afectando el equilibrio energético global.

Nubes en Océano Austal
Esta investigación se enfocó en las partículas que permiten que el vapor de agua se transforme en gotas y, por tanto, en nubes. Créditos imagen: NOAA.

En el extremo sur del planeta, allí donde el viento corre sin obstáculos y el océano parece no terminar nunca, las nubes cuentan una historia que no siempre sabemos leer. Para la mayoría son solo manchas blancas moviéndose rápido sobre aguas frías; para la ciencia, en cambio, son piezas sensibles de un engranaje que regula la temperatura de la Tierra.

Un nuevo estudio internacional, publicado en Atmospheric Chemistry and Physics, siguió durante años las variaciones del aire en el océano Austral, uno de los pocos lugares del mundo donde aún es posible observar la atmósfera casi sin interferencia humana.

Y fue ahí donde un académico chileno, Francisco Lang Tasso, de la Universidad de Concepción (UdeC), ayudó a descifrar cómo las estaciones alteran la cantidad de partículas diminutas que permiten que una nube exista.

Invierno austral: cuando la lluvia hace limpieza

El estudio parte con un gesto que cualquiera podría reconocer: observar qué pasa cuando llueve. En el invierno del hemisferio sur, sobre las aguas turbulentas del océano Austral, las precipitaciones —aunque sean breves o en forma de llovizna fina— limpian la atmósfera como quien enjuaga un vaso.

Esa limpieza no es metafórica. La lluvia arrastra las partículas de condensación de nubes (CCN, por sus siglas en inglés), pequeñas “semillas” que permiten que el vapor se transforme en gotas.

Con menos “semillas” disponibles, las nubes se comportan distinto. Pueden volverse más delgadas, reflejar menos luz solar o modificar la energía que la Tierra retiene.

“El Océano Austral es clave porque tiene un aire muy limpio y una gran cantidad de nubes bajas sobre aguas frías”, explica Lang en un comunicado de la UdeC. “Pequeños cambios en la cantidad de estas partículas pueden modificar mucho las características de las nubes y, en consecuencia, el balance de energía del planeta”, agrega.

Verano y la activación de la ‘ventana atmosférica’

Cuando el invierno pasa, el cielo del sur cambia de tono. El ambiente se vuelve más estable, llueve menos y los vientos rotan.

Según explica la publicación, esa combinación permite que las partículas se acumulen con mayor facilidad y que llegue aire con trazas del continente, algo que los investigadores detectan gracias a un marcador natural: el radón, un gas que actúa como “huella dactilar” del aire continental.

En términos simples, es como abrir una ventana que durante el invierno permanecía cerrada. El océano Austral deja de estar aislado y recibe masas de aire con mayor variedad de partículas, lo que aumenta la cantidad de “semillas” para formar nubes durante el verano.

Océano Austral
En verano, la concentración de partículas casi se duplica —137 por centímetro cúbico—, un reflejo de mayor influencia continental y menor limpieza atmosférica. Crédito imagen: Mil Patagonias.

“Comprender cómo la meteorología y las lluvias afectan la limpieza del aire y la formación de nubes permite mejorar los modelos climáticos y reducir la incertidumbre sobre el cambio climático futuro”, señala Lang.

Un engranaje que alcanza a Chile

Lo que ocurre en estas latitudes remotas no se queda allí. Según datos entregados por el Instituto Antártico Chileno (INACH), el Océano Austral absorbe aproximadamente el 40% del dióxido de carbono antropogénico que capturan los océanos, siendo un regulador térmico del planeta.

Las nubes estudiadas en esta investigación funcionan como termostatos naturales, modulando cuánta energía entra y sale del sistema climático.

Para un país como Chile —cuya vida marina depende de la corriente de Humboldt y de los nutrientes que suben desde el sur— estos mecanismos no son ajenos.

Cambios sutiles en la formación de nubes y en la atmósfera del océano Austral pueden alterar la energía que llega al Pacífico sudoriental, afectando condiciones que influyen en ecosistemas costeros, pesquerías y eventos climáticos locales.

Cada dato recogido en esas latitudes extremas es una pieza que nos ayuda a armar el rompecabezas del clima global, un puzzle donde lo que ocurre en el fin del mundo no se queda en el fin del mundo.

Referencias de la noticia

- Alinejadtabrizi T., et all. (2025). Contributions of the synoptic meteorology to the seasonal cloud condensation nuclei cycle over the Southern Ocean. Atmospheric Chemistry and Physics.

- Noticias UdeC. (2025). Con participación UdeC: investigación explica cómo las nubes del océano influyen en el clima mundial. Publicado en la web de la institución.

- INACH. (2018). Cambio Climático en Cifras 2da edición COP28. Documento publicado en la web de la institución.