Caminó con mastodontes y hoy aún sobrevive: la Palma Chilena, la superviviente de la megafauna en la zona central

Testigo de un pasado donde los mastodontes recorrían Chile, la Palma Chilena hoy lucha por sobrevivir. Estos son algunos de los esfuerzos actuales por conservarla.

palma milenaria
La palma chilena, un fósil viviente que ha resistido más de 10 000 años de historia.

En los cerros secos y soleados de la zona central de Chile crece una especie que ha visto pasar milenios: la palma chilena (Jubaea chilensis), un fósil viviente que resistió glaciaciones, incendios y la desaparición de sus antiguos aliados naturales: la megafauna.

Endémica del país y símbolo del Parque Nacional La Campana, esta palma es una rareza biológica que sobrevive en un paisaje fragmentado. Su historia combina ciencia, ecología y resiliencia: fue compañera de mastodontes, dispersada por animales gigantes, y hoy depende de la acción humana para no desaparecer.

Un vestigio del paisaje prehistórico

Hace más de 10 000 años, los valles del centro de Chile eran el hogar de mastodontes, milodones y otros grandes herbívoros. Diversos estudios, entre ellos, los del Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB), señalan que estas especies se alimentaban de los frutos de la palma chilena, dispersando sus semillas a lo largo de kilómetros.

palma chilena
Su imponente silueta domina el paisaje del bosque esclerófilo, donde ha sobrevivido por miles de años.

Su desaparición tras la última glaciación dejó a la palma sin sus principales dispersores, convirtiéndola en una “especie anacrónica”, adaptada a una interacción ecológica que ya no existe. Hoy, las poblaciones de Jubaea chilensis sobreviven en pequeños relictos entre las regiones de Valparaíso y O’Higgins. La falta de dispersión natural, el sobrepastoreo y la pérdida de hábitat limitan su regeneración, haciendo que cada nueva plántula sea una rareza más que una norma.

Rol ecológico y la herencia de los gigantes

Los frutos de la palma chilena, son ricos en almidón y cubiertos por una cáscara dura: rasgos que apuntan a una antigua relación con animales de gran tamaño, capaces de ingerirlos y transportarlos. Sin esos dispersores, las semillas caen cerca del árbol madre, donde muchas no logran germinar por falta de espacio, luz o humedad.

Cada palma adulta puede producir hasta 12.000 frutos por temporada, aunque la mayoría no germina de forma natural.

Aun así, la especie cumple un rol ecológico clave; su copa densa proporciona sombra y humedad, su tronco almacena agua y sus frutos alimentan a aves, zorros y roedores. Además, contribuye a mantener la estructura del suelo, ayudando a conservar microhábitats y biodiversidad en ambientes áridos.

En peligro: una superviviente al borde del colapso

La palma chilena es una especie de crecimiento extremadamente lento, capaz de vivir más de cuatro siglos, pero que tarda entre 50 y 70 años en producir sus primeros frutos. Esta característica, que le permitió resistir condiciones adversas durante milenios, hoy la hace especialmente vulnerable frente a la presión humana.

Ocoa Palm
Los cerros de Ocoa albergan una de las mayores concentraciones de palma chilena en el mundo.

Está catalogada como “Vulnerable” por la UICN y el Ministerio del Medio Ambiente de Chile, con una población estimada en menos del 2,5 % de la original. Sus principales amenazas incluyen la pérdida de hábitat, los incendios forestales y la extracción histórica de savia para elaborar la tradicional miel de palma, práctica que mata a los ejemplares adultos.

En la actualidad, los remanentes más importantes se concentran entre las regiones de Valparaíso y O’Higgins, especialmente en el Parque Nacional La Campana, el Santuario de la Naturaleza Ocoa y el sector de Cocalán. En estas zonas, los últimos bosques de palma chilena sobreviven aislados, envejecidos y con poca capacidad de reproducirse por sí mismos.

Sembrar futuro: la restauración desde La Campana

A pesar de este panorama crítico, los esfuerzos por recuperar la especie se han intensificado durante las últimas décadas. El Parque Nacional La Campana, declarado Reserva de la Biósfera por la UNESCO, es hoy el epicentro de los programas de reforestación. Allí, la CONAF, la Fundación Palma Chilena y comunidades locales han desarrollado proyectos de propagación que ya han producido más de dos millones de plántulas en viveros controlados.

palma chilena conservación
Programas de conservación buscan reintroducir la especie en zonas donde desapareció hace más de un siglo.

Estas iniciativas incluyen técnicas de germinación asistida, selección genética de ejemplares resistentes y manejo de suelos para mejorar la tasa de supervivencia. Además, se trabaja en educación ambiental y turismo sustentable, fomentando la participación de escuelas y voluntarios en jornadas de plantación y monitoreo.

Más allá de plantar, los científicos buscan reconstruir los corredores biológicos que alguna vez unieron las poblaciones de palma chilena. Restaurar esos paisajes significa restablecer la dinámica ecológica perdida tras la extinción de la megafauna. Como señala la Fundación Palma Chilena,

Salvar la palma no es solo conservar una especie, sino recuperar parte de la historia evolutiva del país.

La palma chilena, resistente y milenaria, encarna la memoria viva del paisaje central. Si alguna vez caminó junto a mastodontes, hoy lo hace junto a científicos, voluntarios y comunidades que buscan asegurarle un nuevo capítulo en la historia natural de Chile.