El árbol chileno que perfuma el jardín y alivia el estómago: así se cuida el boldo en casa
Con aroma intenso y fama medicinal, el boldo es un tesoro natural de Chile. Sus hojas ayudan a la digestión y ofrecen múltiples beneficios para la salud y el jardín.

Originario de la zona central de Chile, el boldo (Peumus boldus) es un árbol siempre verde que en su hábitat natural alcanza hasta 15 metros de altura. Sus hojas, ovaladas y firmes, desprenden un aroma inconfundible que lo ha convertido en un favorito para acompañar infusiones de hierbas o un buen mate.
Crece de forma silvestre en cerros, laderas soleadas y quebradas, integrándose en el paisaje esclerófilo que define gran parte de la flora chilena. Apreciado por generaciones, el boldo no solo destaca por su resistencia y belleza, sino también por su enorme valor cultural y medicinal, siendo una de las plantas nativas más emblemáticas del país.
Propiedades curativas: un alivio para el estómago
El boldo ha sido protagonista en la medicina tradicional chilena desde tiempos precolombinos. Sus hojas contienen boldina, un alcaloide que estimula la producción de bilis y favorece la digestión.

Esto lo convierte en un aliado natural contra la pesadez estomacal, la indigestión y los malestares asociados a comidas copiosas.
Además, se le atribuyen propiedades para:
- Mejorar el funcionamiento del hígado y la vesícula.
- Ayudar en casos de estreñimiento leve gracias a su suave efecto laxante.
- Combatir la acumulación de gases y la hinchazón abdominal.
- Apoyar procesos depurativos, favoreciendo la eliminación de toxinas.
La forma más común de aprovechar sus beneficios es mediante infusiones: se hierven hojas secas de boldo, se dejan reposar unos minutos y se beben preferentemente después de las comidas, especialmente cuando éstas han sido abundantes o grasientas.
Sin embargo, es importante recalcar que su uso debe ser moderado y no prolongado sin supervisión médica, ya que en dosis excesivas puede resultar irritante.
Cuidados del boldo
Aunque el boldo crece espontáneamente en suelos áridos y soleados, puede cultivarse con éxito desde la Región de Coquimbo hasta la Región de Los Lagos, tanto en jardines como en contenedores grandes.

Estos son sus principales cuidados:
- Luz y ubicación: necesita pleno Sol para desarrollarse correctamente.
- Riego: es resistente a la sequía, pero en cultivo doméstico se recomienda regar de forma moderada, dejando secar el sustrato entre riegos.
- Suelo: prefiere suelos bien drenados y pobres en materia orgánica, similares a los de su hábitat natural.
- Poda: solo para dar forma o eliminar ramas secas; no requiere podas severas.
En maceta: es posible cultivarlo si el contenedor es amplio (mínimo 50 litros), con excelente drenaje y ubicado en un lugar que reciba al menos 6 horas de luz directa diaria. El sustrato debe ser arenoso o mezclado con perlita para evitar el exceso de humedad.
El valor ecológico del boldo
Más allá de sus beneficios medicinales, el boldo cumple un rol clave en los ecosistemas donde habita. Sus flores, que aparecen a fines de invierno y en primavera, son una fuente de néctar para abejas nativas, mariposas y otros polinizadores, mientras que sus frutos pequeños son consumidos por aves.
Además, su follaje denso ofrece refugio y sombra a diversas especies de fauna, y sus raíces ayudan a prevenir la erosión de los suelos en laderas y cerros. En cuanto a su estado de conservación, el boldo no está considerado en peligro, pero sí enfrenta amenazas locales por la expansión urbana, el cambio de uso de suelo y la extracción indiscriminada de hojas. Su cultivo y protección contribuyen a conservar la biodiversidad del bosque esclerófilo chileno.
Referencias de la noticia
- Atala, C. (2023). Efectos antioxidantes, antiinflamatorios y regenerativos del boldo. Pontificia Universidad Católica de Valparaíso.