El poder del canelo: medicina, cultura y tradición en un solo árbol

El canelo (Drimys winteri) es uno de los árboles más representativos del sur de Chile y, sin duda, uno de los más cargados de significados. Para el pueblo mapuche, el canelo no es un árbol cualquiera: es el árbol sagrado por excelencia, símbolo de paz, justicia y respeto. Sus ramas se alzan en los nguillatún, las ceremonias colectivas, y también acompañan rituales de sanación y acuerdos de reconciliación.

Su presencia está asociada a lo espiritual y a lo terrenal al mismo tiempo. Representa un vínculo entre los hombres y la naturaleza, una conexión que recuerda que lo humano no está separado del entorno, sino integrado en él. Ese simbolismo ancestral sigue vivo: incluso fuera del contexto ritual, muchos chilenos perciben al canelo como un árbol protector y positivo.

Medicina natural en sus hojas y corteza

Más allá de su valor simbólico, el canelo tiene un importante legado medicinal. La corteza, de sabor picante y aroma fresco, ha sido usada tradicionalmente como infusión para aliviar resfríos, dolores estomacales y problemas digestivos.

Sus hojas también se emplean como antiséptico natural y analgésico suave, aplicadas en baños o preparados caseros. Los primeros navegantes europeos que recorrieron los mares del sur también reconocieron su potencial.

Fue precisamente el canelo lo que ayudó a la tripulación de Francis Drake y luego a la de John Winter a combatir el escorbuto, gracias a su alto contenido en vitamina C. De ahí que su nombre científico, Drimys winteri, recuerde al capitán Winter, que difundió este uso en Europa.

Hoy, la ciencia respalda muchas de estas propiedades. Estudios recientes destacan la presencia de compuestos con actividad antioxidante y antimicrobiana, lo que explica por qué sigue siendo valorado en la medicina popular.

Un gigante de los bosques templados

El canelo puede alcanzar los 20 metros de altura, destacando por su follaje siempre verde y sus flores blancas en forma de estrella, que brotan en primavera. Crece de manera natural en los bosques templados lluviosos de la zona sur de Chile y la Patagonia argentina, donde aporta sombra, frescura y biodiversidad.

Su resistencia también es notable: prospera en suelos húmedos, tolera bajas temperaturas y puede convivir tanto en áreas boscosas como en jardines urbanos, siempre que tenga suficiente agua. Esta capacidad de adaptación lo ha convertido en una especie cada vez más buscada en proyectos de reforestación y en paisajismo sustentable.

Del bosque al jardín urbano

En los últimos años, el canelo ha traspasado los límites del mundo rural y espiritual para llegar a plazas, parques y jardines privados. Muchas personas eligen plantarlo no solo por su belleza y frondosidad, sino también porque lo sienten como un árbol con energía positiva, asociado a la buena fortuna y a la protección del hogar.

Estas creencias reflejan la necesidad de reconectar con símbolos naturales y con especies que nos representan culturalmente. Tener un canelo cerca es, de alguna manera, un gesto de identidad y de respeto hacia la tierra y sus raíces.

Conservación y futuro del canelo

El canelo no solo es un árbol cargado de historia y simbolismo, también cumple un papel vital en la biodiversidad del sur de Chile. Sus bosques ofrecen refugio a aves, insectos y hongos nativos, además de mejorar la calidad del suelo con su aporte de materia orgánica.

Sin embargo, enfrenta amenazas como la tala indiscriminada, los incendios forestales y la expansión urbana, factores que han fragmentado su distribución y dificultan su regeneración natural.

Ante este escenario, las iniciativas de reforestación que incorporan al canelo resultan fundamentales. Su rápido crecimiento y capacidad de adaptarse a distintos suelos lo convierten en una especie ideal para restaurar ecosistemas degradados.

Al mismo tiempo, su presencia en entornos urbanos permite reforzar la conexión cultural y espiritual con un árbol que, desde tiempos ancestrales, ha simbolizado equilibrio, respeto y protección.