La planta ornamental que resiste el frío y florece en invierno: perfecta para terrazas sin Sol
Florece en pleno invierno, no necesita Sol directo y resiste las heladas: esta planta es la reina de los jardines fríos y sombríos.

Cuando el jardín parece dormido, la Camellia japonica cobra protagonismo con una floración generosa y elegante. Originaria de Asia, esta planta de hoja perenne se ha adaptado perfectamente a los climas templados del centro-sur de Chile, donde se cultiva como ornamental desde hace décadas.
Su capacidad de florecer en invierno, incluso en condiciones de sombra o luz tenue, la convierte en una de las especies más valiosas para quienes buscan llenar de vida los meses fríos.
Puede crecer tanto en maceteros como en suelo directo, y si se le da espacio, se transforma en un arbusto vigoroso e incluso en un pequeño árbol de copa redondeada.
Perfecta para terrazas y jardines pequeños
La camelia se adapta muy bien a espacios reducidos como terrazas, patios interiores o jardines urbanos. Su crecimiento lento y su estructura ordenada permiten cultivarla incluso en grandes macetas, donde luce tanto como en suelo directo.

Su floración ocurre entre mediados de junio y principios de septiembre, dependiendo principalmente del clima. Aunque cada flor individual dura poco, la planta produce numerosos botones de manera escalonada, generando una sucesión de flores durante varias semanas. Una característica encantadora es que, al caer, sus pétalos forman una alfombra natural sobre el suelo, que aporta un efecto visual espectacular. Por eso, aunque su floración no es extensa en cada flor, sí se transforma en un punto focal del jardín durante el invierno.
Cuidados esenciales
Aunque es resistente y longeva, la camelia necesita ciertas condiciones para prosperar:
- luz: semisombra o sombra luminosa. Evitar el Sol directo en verano, que puede quemar sus hojas.

- sustrato: ácido, con buen drenaje. Idealmente, mezcla de tierra de hoja, compost de pino y perlita.
- riego: moderado pero constante. Le afecta tanto el exceso como la falta de agua.
- macetas: usar recipientes amplios y profundos. Controlar el drenaje para evitar acumulación de humedad.
- abono: en primavera y verano, con fertilizante para plantas acidófilas (como rododendros o azaleas).
Poda y propagación
La poda debe hacerse después que ha terminado su floración, en primavera. No es necesario cortar en exceso: basta con eliminar ramas cruzadas, débiles o flores marchitas.

También se puede aprovechar para dar forma si se cultiva como arbusto. La propagación puede realizarse mediante esquejes semileñosos a fines del verano. Requieren humedad constante, sombra parcial y bastante paciencia, ya que el enraizamiento es lento. Algunas variedades se injertan sobre patrones más resistentes.
Variedades ornamentales
Con cientos de cultivares disponibles, la Camellia japonica ofrece una gama sorprendente de colores y formas.

Algunas destacan por su floración exuberante; otras, por su elegancia sutil. Aquí van algunas opciones populares:
- Alba Plena: presenta flores dobles y perfectamente simétricas de color blanco puro. Es una de las variedades más clásicas y elegantes, ideal para jardines formales.
- Debutante: produce flores grandes, de tono rosa claro, con una apariencia etérea y suave. Su floración es abundante y llama la atención desde lejos.
- Black Lace: destaca por sus pétalos de rojo oscuro y bordes más intensos, lo que da una sensación aterciopelada y sofisticada.
- Nuccio’s Pearl: muy apreciada por su flor blanca con matices rosados en los bordes. Tiene un aspecto romántico y funciona muy bien en espacios donde se busca contraste.
- Brushfield’s Yellow: aunque su nombre sugiere un amarillo intenso, sus pétalos externos son blancos y el centro presenta un suave tono crema.
Pese a sus diferencias, todas las camelias tienen algo en común: florecen en pleno invierno y aportan estructura y elegancia todo el año. Elegir una u otra variedad dependerá del estilo del jardín, el colorido deseado y la forma de la flor que más te atraiga.