Hubble y Chandra detectan un raro evento cósmico: un agujero negro devorando una estrella
Un agujero negro de masa intermedia fue sorprendido en pleno festín estelar por los telescopios Hubble y Chandra. La explosión de rayos X y luz ultravioleta reveló este raro evento, clave para entender cómo crecen estos monstruos cósmicos.

Hubble y Chandra lo hicieron de nuevo. Esta vez, han puesto el foco sobre un candidato a agujero negro de masa intermedia (IMBH), uno de esos raros “monstruos cósmicos” que no son ni muy grandes ni muy chicos, y que hasta ahora parecían pura leyenda. Su escondite: el cúmulo estelar NGC 6099 HLX‑1, dentro de una galaxia elíptica gigante en la constelación de Hércules, a 450 millones de años luz.
No está en el centro de su galaxia, como los colosos supermasivos, ni se formó por la muerte de una estrella, como los estelares. Este agujero negro juega solo, a unos 40.000 años luz de su núcleo. Y sí, está muy lejos de nosotros… pero sus efectos son tan intensos que llegan hasta aquí.
El show de rayos X que delató al depredador invisible
¿Quién sospecharía de un agujero negro que apenas emite luz? Pues bien, este sí que dio espectáculo. Lo que lo delató fue un evento de disrupción por marea: una estrella desprevenida se acercó demasiado, fue estirada como chicle cósmico y finalmente devorada. El resultado: una explosión de rayos X y luz ultravioleta que alertó a los cazadores de agujeros negros.
Chandra lo detectó por primera vez en 2009. Tres años después, la fuente brillaba con una intensidad 100 veces mayor. Desde entonces, su luz fue disminuyendo hasta 2023, como si el festín se hubiera terminado. ¿La explicación? Quizás una estrella atrapada o cambios en el gas que lo rodea, pero lo cierto es que esta montaña rusa de energía solo la puede causar un IMBH hambriento.
Una despensa de estrellas y calor extremo
Durante el banquete, la temperatura alcanzó los 3 millones de grados Celsius. Sí, millones. Y mientras tanto, el Hubble nos mostraba algo igual de asombroso: un cúmulo de estrellas tan compacto que sus miembros están separados por apenas 800 mil millones de kilómetros. Eso es estar muy juntos en escala galáctica.

Este cúmulo sería la despensa perfecta: estrellas al alcance de la garra del agujero negro. Gracias a estas observaciones combinadas, los científicos lograron confirmar que no es cualquier fuente: se trata de un verdadero agujero negro de masa intermedia, con una masa entre 10.000 y 100.000 veces la del Sol. ¡Un verdadero peso pesado oculto!
Este hallazgo no es solo espectacular por el show de rayos X. Es crucial para entender cómo nacen los agujeros negros supermasivos que habitan los núcleos galácticos. Muchos astrónomos creen que crecen poco a poco, fusionándose con otros IMBH o devorando gas y estrellas durante miles de millones de años

Y si este agujero negro estaba merodeando lejos del núcleo, podría ser uno de esos satélites invisibles que algún día caerá hacia el centro de su galaxia, ayudando a formar un nuevo gigante.
¿Qué viene ahora? Telescopios cazadores al acecho
El problema es que eventos como este son difíciles de descubrir y los telescopios como Chandra o XMM‑Newton solo observan pequeñas porciones del cielo, lo que hace que muchos fenómenos pasen desapercibidos. Pero el juego cambia, gracias a observatorios como el Vera C. Rubin, que desde Chile tiene la capacidad de mapear enormes áreas del cielo en luz óptica, aumentando drásticamente nuestras posibilidades de detección.
Y cuando algo inusual ocurra en los confines del cosmos, con la ayuda de telescopios como el Hubble, Chandra o el mismísimo James Webb podrán intervenir y seguirle el rastro con precisión. El universo está lleno de agujeros negros… pero muy pocos dejan huellas tan brillantes como esta.
Referencia de la noticia
-Phys.org. Captan a un raro agujero negro de masa intermedia devorando una estrella en una galaxia distante.
-NASA. El Hubble y el Chandra de la NASA detectan un tipo raro de agujero negro que se come una estrella.