Colágeno y clorofila en polvo: ¿realidad científica o puro marketing?

Los suplementos de colágeno y clorofila se han convertido en tendencia, impulsados por la promesa de salud y belleza inmediata. En Meteored analizamos qué tan ciertas son estas afirmaciones según lo que realmente respalda la ciencia.

No todo lo que brilla en los frascos verdes y polvos promete resultados: la ciencia detrás del colágeno y la clorofila es más modesta de lo que sugieren las redes.

Cuando abres TikTok, Instagram o cualquier red social, parece imposible escapar de las recomendaciones de métodos “milagrosos” para mantenerse saludable, joven y lleno de energía. Entre los más populares están los polvos de clorofila y colágeno, que prometen efectos casi mágicos. Pero, ¿qué dice la ciencia?

Clorofila: la llave maestra para desintoxicar el cuerpo

En redes sociales, la clorofila se presenta casi como un elixir verde capaz de desintoxicar el cuerpo, oxigenar la sangre y devolvernos la energía perdida. Influencers la han convertido en tendencia a través de sus marcas, generando un mercado millonario en torno a este pigmento vegetal.

Pero la realidad científica es más humilde. La clorofila es esencial para la vida en la Tierra: es el pigmento que permite a las plantas captar la luz solar y producir oxígeno y glucosa mediante la fotosíntesis. Sin embargo, el cuerpo humano no tiene la capacidad de “fotosintetizar.

Como explica el médico y divulgador Ben Goldacre, ingerir clorofila no convierte a nuestras células en hojas verdes capaces de fabricar oxígeno; para que esto funcionara, deberíamos tenerla en la piel… casi como personajes de ciencia ficción.

Verde poderoso… pero con límites: la clorofila ayuda como antioxidante, pero no te da superpoderes fotosintéticos.


En la práctica, los efectos de la clorofila en nuestro organismo son más modestos. Puede teñir las heces de verde, y en su forma semisintética se le atribuyen propiedades como reducir el mal olor, favorecer la cicatrización y actuar como antioxidante.

Algunos estudios antiguos mostraron cierto efecto en la disminución del olor de las heces y la flatulencia, y hay investigaciones más recientes sobre apósitos de clorofila que ayudan a curar heridas infectadas.

El resto de los supuestos beneficios, desde la desintoxicación hasta la pérdida de peso o la piel radiante, cuentan con evidencia débil, fragmentaria o meramente anecdótica. En realidad, es más probable que los efectos positivos provengan de una dieta rica en verduras de hoja verde, naturalmente bajas en grasas y altas en fibra, que del suplemento en sí.

El colágeno mejorando la apariencia de tu piel

El colágeno se ha convertido en la estrella de la industria del bienestar y la cosmética. Batidos, cápsulas y cremas prometen devolver firmeza a la piel, rejuvenecer las articulaciones y hasta fortalecer el corazón. Pero, ¿realmente es tan milagroso como lo pintan?

En esencia, el colágeno no es un ingrediente exótico, sino una proteína fundamental del cuerpo humano. Forma parte del tejido conectivo y brinda soporte a la piel, los huesos, los tendones y órganos como el corazón y los pulmones. Cuando sus niveles bajan, los tejidos pueden volverse frágiles y cicatrizar más lentamente, como ocurre en algunas enfermedades raras del colágeno.

Colágeno en la piel: hidrata y suaviza la superficie, dando un efecto temporal de relleno y luminosidad, pero los verdaderos milagros de rejuvenecimiento quedan para la ciencia, no para la crema.

La buena noticia es que el cuerpo fabrica su propio colágeno a partir de aminoácidos y con la ayuda de la vitamina C. Por eso, mantener una dieta balanceada, rica en proteínas y micronutrientes, es la base para conservarlo en buen estado.

¿Y los suplementos? Algunos estudios apuntan a que los péptidos de colágeno ingeridos por vía oral podrían mejorar la elasticidad de la piel, apoyar la salud articular y contribuir a la fortaleza ósea. Sin embargo, la evidencia todavía es limitada y no tan contundente como sugieren las campañas de marketing.

Lo que sí parece claro es que no hay pruebas sólidas de que los polvos de colágeno ayuden a perder peso o a tratar enfermedades cardiovasculares o autoinmunes.

El panorama con los productos tópicos es aún más dudoso. Las moléculas de colágeno son demasiado grandes para penetrar la piel, por lo que difícilmente lleguen a las capas profundas donde realmente importan.

En la práctica, estas cremas funcionan más como hidratantes: suavizan la superficie y pueden dar un efecto de relleno temporal, pero no borran arrugas a largo plazo.

Al final, tanto la clorofila como el colágeno nos recuerdan algo importante: no existen atajos mágicos hacia la salud. La ciencia muestra que, en el mejor de los casos, sus beneficios son modestos y dependen de múltiples factores, como la alimentación general, el estilo de vida y la genética.

No significa que sean dañinos, pero tampoco reemplazan lo que realmente marca la diferencia: dormir bien, ejercitarse con regularidad, evitar el tabaco y mantener una dieta variada y equilibrada. La próxima vez que te aparezca en redes sociales un suplemento “milagroso”, quizá valga la pena preguntarse si lo que promete es ciencia… o marketing disfrazado de ciencia.

Referencia de la noticia

Sen CK, Friday A, Khanna S, Roy S. Collagen-Based Products in Wound, Skin, and Health Care. Adv Wound Care (New Rochelle). 2025 Jul 28.

Ilieva Y, Zaharieva MM, Najdenski H, Kroumov AD. Antimicrobial Activity of Arthrospira (Former Spirulina) and Dunaliella Related to Recognized Antimicrobial Bioactive Compounds. Int J Mol Sci. 2024 May 19.