Dormir no es opcional: la “presión del sueño” nacería en tus mitocondrias, según la ciencia

Dormir no es solo descansar: es una orden biológica que nace en lo más profundo de tus células. Un nuevo estudio sugiere que el sueño se activa cuando las mitocondrias, nuestras fábricas de energía, entran en crisis.

Cuando el cerebro dice “basta”, no importa cuántos libros queden por leer: tus mitocondrias ya activaron el modo descanso.
Cuando el cerebro dice “basta”, no importa cuántos libros queden por leer: tus mitocondrias ya activaron el modo descanso.

Esa sensación de que los párpados pesan como ladrillos al final del día no es solo cansancio. Un nuevo estudio publicado en Nature sugiere que el impulso de dormir viene desde lo más profundo de nuestras células: las mitocondrias. Y cuando estas mini fábricas dicen “basta”, no hay café que las convenza de seguir.

Dormir es vital, pero la gran pregunta es: ¿quién decide que ya es hora de apagar las luces? Un equipo de científicos de la Universidad de Oxford se propuso resolver este misterio usando a las inseparables Drosophila melanogaster, esas pequeñas moscas que también sueñan con descansar.

La “presión del sueño” no es solo una sensación: sería una respuesta biológica al agotamiento de nuestras mitocondrias, según revela un estudio publicado en Nature.

Al impedirles dormir, los investigadores notaron que ciertas neuronas especializadas en inducir el sueño entraban en un curioso estado de “emergencia metabólica”. ¿Por qué? Porque sus mitocondrias —esas plantas de energía en miniatura que alimentan nuestras células— se veían saturadas, acumulando electrones como si fueran autos en un taco interminable.

La imagen sería algo así como un enchufe sobrecargado a punto de explotar: un desastre energético inminente. Este estrés obliga al sistema a “bajar el interruptor”: el cerebro responde ordenando dormir. Y no es por gusto… es por supervivencia celular.

Dormir es como hacerle mantención al motor

Los investigadores fueron más allá: analizaron qué pasaba dentro de esas neuronas durante la privación de sueño. ¿El hallazgo? Se activaban genes que producían más proteínas mitocondriales, es decir, las células estaban tratando desesperadamente de compensar el desorden energético.

Durante la falta de sueño, las mitocondrias y el retículo endoplásmico se alían para reparar daños y restaurar el equilibrio celular.
Durante la falta de sueño, las mitocondrias y el retículo endoplásmico se alían para reparar daños y restaurar el equilibrio celular. La imagen es una ilustración biomédica en 2D que muestra una vista ampliada del interior de una neurona, destacando de manera central una mitocondria.

Y como si fuera poco, durante el insomnio, las mitocondrias se unen con otra estructura celular —el retículo endoplásmico— para crear canales de emergencia. Estos puentes permiten reparar lípidos dañados y reciclar componentes defectuosos. Algo así como un pit stop de la Fórmula 1, pero a nivel celular.

Pero lo más fascinante vino cuando los científicos empezaron a modificar la forma de las mitocondrias: si las hacían más sanas (fusionadas), las moscas dormían más.

Si las fragmentaban, dormían menos. O sea, las mitocondrias no solo generan energía, también son sensores que le dicen al cuerpo cuándo es hora de desconectarse. ¿Futurismo? No. Biología pura.

Dormir es cosa de evolución (y de electrones)

Este nuevo enfoque sugiere que la necesidad de dormir es tan antigua como la vida misma. Cuando la atmósfera terrestre se llenó de oxígeno, las células aprovecharon para producir más energía… pero también se expusieron a nuevos peligros, como el estrés oxidativo.

El sueño no es un lujo moderno: es una necesidad ancestral inscrita en nuestras células desde que la vida aprendió a respirar.

El cerebro, siendo un glotón energético, se convirtió en un sistema vulnerable: si no descansa, se daña. Incluso personas con enfermedades mitocondriales reportan una fatiga crónica tan profunda que ni diez horas de sueño la eliminan. La conclusión es potente: el sueño no es una elección, es una necesidad escrita en nuestro código celular desde hace millones de años.

Bosteza tranquilo: es tu cuerpo queriendo reiniciarse

Dormir no es perder el tiempo. Es el momento en que el cuerpo limpia, repara, recicla y reinicia. Gracias a este nuevo estudio, ahora sabemos que la famosa “presión del sueño” podría tener una explicación bioenergética: nuestras mitocondrias están mandando señales de alerta cuando la cosa se pone crítica.

mujer bostezando.
Bostezar no siempre es señal de aburrimiento: podría ser tu cuerpo activando el modo “reinicio celular”.

Así que la próxima vez que bosteces en plena reunión o te duermas viendo tu serie favorita, no luches contra el sueño. Puede que no sea aburrimiento, ni flojera… sino tus células diciendo con urgencia: “¡Necesitamos reiniciarnos ya!”

Referencia de la noticia

- R. Sarnataro, C. D. Velasco, N. Mónaco, A. Kempf y G. Miesenböck. (2025). Orígenes mitocondriales de la presión para dormir. Nature.