Inédito y alarmante: ¿Qué consecuencias tendrá el récord de calor en el océano mundial?

La temperatura promedio en la superficie del océano en la Tierra llegó a 21,2 °C, una marca jamás registrada desde que existen mediciones. Además de su impacto en los ecosistemas marinos, también altera las condiciones meteorológicas y climáticas en el planeta.

océano calentándose
La temperatura promedio en la superficie del océano en la Tierra llegó a 21,2 °C, una marca jamás registrada desde que existen mediciones.

Para ustedes, ¿qué significa padecer fiebre? Imagínense que esta fiebre suba y suba sin control y, además, sin que se aplique ni el más mínimo tratamiento para palear este mal que la origina. Bueno, así está el océano de la Tierra.

Comienzos de marzo 2024 y la temperatura superficial promedio del océano llegó a inéditos 21,2 °C y, lo que es peor, con tendencia al alza todavía. Esta es, por ahora, la marca más alta desde que existen registros hace más de cuatro décadas.

El océano absorbe cerca del 90% del exceso de energía (calor) del sistema climático, además, gases de efecto invernadero. Toda esta sobre exigencia le está pasando la cuenta y, la verdad, es que sin azul (océano) no hay verde (biodiversidad).

Hoy podemos hablar de la fiebre del océano y también del aire, luego que 2023 se alzara como el año más cálido en los registros del planeta, “reinado” que es amenazado por un 2024 que lo podría sobrepasar. Por eso hablamos de un calentamiento global sostenido y acelerado.

Consecuencias de la fiebre oceánica

Incertidumbre es lo que reina hoy en materia climática, ante un escenario desconocido en el mundo, con el ser humano moderno presente. El exceso de energía sobrecalienta el océano, lo cual conlleva a efectos progresivos sin precedentes. Estos incluyen aceleramiento en el deshielo de los polos, aumento del nivel del mar, más olas de calor marinas, acidificación de los mares, etc.

En el ámbito climático, la fiebre oceánica aumenta la frecuencia e intensidad de las tormentas tropicales, huracanes y ciclones. A mayor temperatura de la superficie del agua, aumenta la evaporación y, por ende, contribuye al fortalecimiento de las bajas presiones.

Pero este escenario no solo modifica los patrones húmedos o de precipitaciones en ciertos puntos del planeta, sino que en otros, las condiciones secas se tornan aún más secas y el desequilibrio es aún mayor.

Y en dónde llueve, lo hace cada vez con más altas temperaturas, por lo que nieva menos. Así, en las montañas no se deposita agua en estado sólido como resguardo para temporadas más cálidas y, además, aumentan los episodios de aluviones e inundaciones repentinas.

Podría ser peor

Más allá del nefasto impacto en la biodiversidad y el desorden climático, este calentamiento general podría provocar que la ficción supere la realidad. Así lo advierte un nuevo estudio publicado en Science Advances, el cual alerta con respecto a la detención de la Circulación Meridional del Atlántico (AMOC) dentro del presente siglo.

La ralentización y eventual paralización de esta cinta transportadora de aguas marinas frías y cálidas provocarían un colapso climático mundial.

Aunque no se sabe con certeza cuándo ocurrirá esto, lo cierto es que frente al escenario de calentamiento oceánico parece cada vez más cercano. ¿Qué pasaría?

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Esto podría desencadenar un frío extremo, por ejemplo, en gran parte del hemisferio norte desatando una era de glaciación. Mientras, la zona tropical empezaría un proceso de secamiento y las zonas intertropicales serían sacudidas por ciclones poderosísimos. El calentamiento del océano no solo afecta la vida en sus aguas, sino que en todo el planeta.