Tu ADN y tu plato: ¿está escrito en los genes ser vegetariano?

Una investigación liderada por la Universidad Northwestern (EE. UU.) entrega evidencia de que ciertos genes influyen en la elección dietética de una persona, específicamente en la de preferir una alimentación vegetariana.

Dieta vegetariana
En apoyo de una base biológica para el vegetarianismo, existe una amplia evidencia que señala hacia un componente genético en la elección de alimentos, incluyendo preferencias por carne o vegetales, así como patrones de alimentación considerados "saludables" o "poco saludables".

¡Imagina que tu elección de plato favorito está codificada en tu ADN! Un estudio ha dado luces sobre las preferencias dietéticas, especialmente cuando se trata del vegetarianismo.

Aunque esta forma de alimentación ha sido una práctica milenaria en muchas culturas, –la India quizás sea una de las más emblemáticas–, los verdaderos devotos siguen siendo una minoría. Pero ¿y si te dijéramos que hay un rastro genético que puede influir en tu decisión de abrazar una dieta basada en plantas?

Los genes son segmentos de ADN que contienen instrucciones específicas para la formación y funcionamiento de organismos vivos.

Así lo ha demostrado un reciente estudio publicado en Plus One, donde, se detalla que “las elecciones dietéticas implican una interacción entre los efectos fisiológicos de los elementos dietéticos, su metabolismo y la percepción del sabor, todos los cuales están fuertemente influenciados por la genética".

Genética del vegetarianismo

Este estudio contó con la participación de 5 mil personas consideradas a sí mismas como vegetarianas estrictas y 329 mil no vegetarianas. La comparación de los genomas de estas personas registradas en el Biobanco de datos del Reino Unido permitió identificar al menos 34 genes relacionados, en diferentes niveles, a la inclinación por una dieta vegetariana.

Cromosomas
El objetivo era buscar el “loci” o ubicación en los cromosomas, donde estuvieran los genes asociados al vegetarianismo estricto.

Gracias a este “rastreo” se logró identificar un marcador genético para el vegetarianismo, específicamente en el cromosoma 18. Recordemos que el ser humano tiene un total de 46 cromosomas en cada célula, excepto en los gametos que tienen la mitad.

En total, los científicos identificaron un total de 34 genes que podrían tener un papel importante en tu elección de menú.

¿Cuál es la función de estos genes?

Aunque los autores del estudio aclaran que es necesario profundizar más en este asunto para dar un “veredicto final”, hay clara evidencia de que los genes identificados tienen mucho que ver en la forma como el cuerpo metaboliza los lípidos.

Nabeel Yaseen, autor principal del estudio explicó que “una posibilidad es que la carne contenga componentes grasos únicos que los vegetarianos son capaces de sintetizar adecuadamente de forma endógena, mientras que otros necesitan obtenerlos de una dieta que contenga carne.

¡Ahí está la clave! de los 34 genes identificados en un posible rol en el vegetarianismo, hay tres de ellos, RIOK3, RMC1 y NPC1, están involucrados en el metabolismo de lípidos –es decir en cómo nuestro cuerpo procesa compuestos grasos–, y cómo nuestro cerebro responde a esta química.

Otros factores determinantes

A ver, es claro que nuestro material genético contiene la información de cómo somos o cómo funciona nuestro cuerpo, sin embargo (y si recordamos las clases de biología del colegio), hay factores en el entorno que determinan el cómo se expresan nuestros genes.

Diversidad en estilos de alimentación
Este estudio no solo nos muestra que nuestras preferencias dietéticas pueden estar escritas en nuestro código genético, sino que también abre la puerta a un mundo de posibilidades para comprender mejor nuestra relación con la comida.

Esta publicación nos entrega valiosa información de cómo influiría nuestro ADN en la elección de ser vegetarianos, pero está claro –y así lo explican sus autores–, que existen otras variables que influyen en esta decisión como las condiciones ambientales, diversos trastornos que se puedan padecer, intervenciones médicas utilizadas para tratarlos, o incluso la cultura en la que ha crecido una persona. Todo esto cuenta al momento de elegir cómo nos queremos alimentar.

¿Quién hubiera pensado que tus genes, en mayor o menor medida, afectan en tu elección entre brócoli o un bistec? La próxima vez que te sientes a la mesa, recuerda que tu ADN podría estar teniendo una conversación silenciosa con tu plato. ¡Buen provecho!