Trabajos en el huerto en enero: proteger, regar y cosechar bajo el sol del verano
Enero es sinónimo de abundancia en el huerto, pero también de exigencia. Las altas temperaturas, la sequía y las plagas estivales ponen a prueba todo lo sembrado durante la primavera.

En la zona central de Chile, enero marca el periodo más intenso del verano: los días son largos, las temperaturas superan fácilmente los 30 °C y el suelo pierde humedad con rapidez.
El éxito del huerto en esta etapa depende de tres pilares: agua, sombra y cosecha oportuna. Si se descuidan, el esfuerzo de meses puede perderse en pocos días de calor extremo.
Cosechas que marcan el verano
Enero es el mes de las grandes cosechas: tomates, zapallos italianos, berenjenas, pepinos, ajíes, frutillas tardías, y una gran variedad de hierbas aromáticas. Cosechar a primera hora del día permite conservar mejor la frescura y los aromas.

En el norte, el calor acelera la madurez, por lo que se recomienda recolectar a diario para evitar que los frutos se pasen. En el sur, donde las temperaturas son más suaves, muchas plantas continúan su crecimiento vegetativo; el desafío es mantener la humedad y prevenir enfermedades por exceso de riego. Aprovecha también para guardar semillas de las variedades más sanas: déjalas secar al aire, rotula los sobres y guárdalas en un lugar fresco y seco.
Siembras posibles en enero
Aunque la siembra principal quedó atrás, enero todavía permite iniciar algunos cultivos de rápido crecimiento o de transición, sobre todo si cuentas con buena humedad y sombra parcial.
- En la zona norte, puedes sembrar albahaca, betarragas, zapallo italiano y cebollín.
- En la zona central, lechugas, porotos verdes, perejil y rabanitos funcionan bien si se protegen del calor extremo.
- En la zona sur, donde el verano es más corto, aún se pueden establecer repollo, acelga y espinaca para cosechar en otoño.
Mantén las bandejas de siembra en un lugar fresco, protegido del sol directo, y usa tierra húmeda pero suelta.
Riegos y manejo de la humedad
Durante enero, el riego debe ser profundo, espaciado y regular. Es preferible regar pocas veces, pero con abundante agua, de modo que el suelo se empape y las raíces se desarrollen en profundidad.

Hazlo muy temprano en la mañana o al atardecer, evitando las horas de mayor evaporación. En suelos arcillosos, procura incorporar compost o materia orgánica que mejore la retención de agua. Si no lo has hecho aún, este es el momento ideal para instalar mulch o acolchado vegetal: paja, hojas secas, pasto cortado (seco) o trozos de corteza ayudan a mantener la humedad y a bajar la temperatura del suelo. En macetas, una capa de corteza o fibra de coco cumple el mismo rol.
Sombra estratégica y protección contra el sol
Algunas especies, sobre todo las de hoja grande como la lechuga, acelga o espinaca, sufren con el sol directo. Puedes protegerlas con mallas de sombreo del 35 % al 50 %, o improvisar refugios con cañas y telas recicladas.

En los huertos pequeños o urbanos, ubica las plantas más sensibles bajo la sombra ligera de tomates, porotos, plantas más altas, o en el lado oriente de muros y cercos. Si notas quemaduras solares en hojas o frutos (manchas secas o blanquecinas), retira las partes dañadas y refuerza el riego y el acolchado.
Plagas de verano: vigilancia constante
El calor y la sequedad favorecen la aparición de ácaros, pulgones, mosquita blanca y trips, especialmente en tomates, zapallos, berenjenas y ajíes. Revisa el envés de las hojas cada pocos días y actúa apenas detectes presencia de insectos: los preparados naturales a base de jabón potásico, extracto de ajo o aceite de neem son suficientes para controlar infestaciones leves.

También es buena idea colocar trampas cromáticas (amarillas o azules) para atrapar insectos voladores y mantener el equilibrio natural del huerto. Evita aplicar productos en pleno sol; hazlo al atardecer para no dañar el follaje.
Tareas de mantenimiento
En enero, el huerto necesita revisiones frecuentes para evitar que el calor y la sequía afecten la producción. Es momento de ordenar, podar, reforzar estructuras y reponer nutrientes para mantener los cultivos vigorosos durante el resto del verano.
- Amarrar y despuntar tomates: mejora la ventilación y el tamaño de los frutos.
- Cortar flores marchitas de hierbas aromáticas para prolongar su producción.
- Revisar tutores y estructuras, que pueden soltarse con el viento o el peso de las plantas.
- Controlar malezas antes de que florezcan: compiten por agua y nutrientes.
- Aportar compost maduro o té de compost para reponer nutrientes tras las cosechas abundantes.
Estas tareas ligeras, realizadas con constancia, aseguran que el huerto mantenga su vitalidad hasta el final del verano.