La Niña, el regreso 2024: ¿de qué se trata el fenómeno que agudiza la sequía en el centro de Chile?

Durante este otoño 2024 (hemisferio sur), El Niño pasará a la historia. Entonces, y luego de un breve lapso de neutralidad, lo más probable es que regrese La Niña. Estas son oscilaciones naturales que influyen en el clima de todo el planeta.

anomalía de temperatura superficial del mar
La Niña se evidencia en valores negativos de anomalía de temperatura de las aguas del Pacífico Ecuatorial. Fuente: NOAA (octubre 2010).

Vuelve, La Niña ¿vuelve? La Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA) revela que, por el momento, hay un 55% de probabilidades que sea esta oscilación la que se instale en el Océano Pacífico ecuatorial oriental durante el segundo semestre de 2024.

Lo cierto es que El Niño 2023, fenómeno que marcó la segunda mitad del año pasado, ya está en etapa de debilitamiento, tanto así, que durante el otoño del hemisferio sur (primavera en la mitad norte del globo) concretaría su término.

El Niño en retirada quedará entre los 5 más intensos desde que existen registros (1950), sumando 24 eventos de estas características en la bitácora. Los siguientes son los 10 fenómenos de anomalías positivas de temperatura en el Pacífico ecuatorial oriental en las anotaciones de la NOAA desde 1950 a la fecha.

AñoAnomalía de temperatura (ºC)
2016 +2,6
1997 +2,4
1982 +2,2
1972 +2,1
1965 - 2023 +2,0
1957 +1,8
1986 - 1991 +1,7
2009 +1,6
Año El Niño y su correspondiente anomalía de temperatura registrada por la NOAA.

La Niña es lo opuesto a El Niño y ambas oscilaciones, a través de las teleconexiones atmosféricas, facilitan condiciones más secas de lo normal en algunas partes del mundo; mientras que en otras generan precipitaciones en mayor abundancia de lo acostumbrado.

El Niño versus La Niña

El Niño y La Niña son oscilaciones naturales que se caracterizan por la fluctuación de las temperaturas superficiales y subsuperficiales del océano Pacífico ecuatorial. Esto se asociada a cambios en el comportamiento de la atmósfera, alterando las condiciones climáticas consideradas normales en cada rincón del planeta.

Cuando no están El Niño (calentamiento) ni La Niña (enfriamiento) se habla de neutralidad, vale decir, los rangos térmicos en las aguas marinas en las zonas antes indicadas se encuentran dentro de lo normal.

¿Qué es El Niño? Cuando los vientos planetarios alisios, que soplan de este a oeste, se debilitan e, incluso, se invierten (occidente a oriente), el agua cálida superficial y subsuperficial se mueve por el Ecuador hacia las cercanías de América.

El tema es que eso que ocurre en el mar repercute en la atmósfera. Por lo general, aumenta la temperatura promedio global, hay mayor evaporación y, por ende, las tormentas son más extremas, así como en otros puntos, como en el Caribe, por ejemplo, sufren de sequía.

En Chile aumenta la probabilidad de recibir más precipitaciones en la zona central durante los inviernos, tal como ocurrió en 2023, así como estas disminuyen en el altiplano y los eventos de heladas en el centro-sur son menos frecuentes.

¿Qué es La Niña? Lo opuesto, así de simple. Cuando estos vientos alisios se fortalecen y soplan con mayor intensidad, desplazan con más ímpetu el agua cálida superficial del trópico hacia occidente, Indonesia, por ejemplo, mientras que en el Pacífico oriente, frente a América, predominan las aguas frías facilitando la surgencia.

Consecuencias para Chile

"La Niña se asocia a años secos. Si esta se desarrolla en los próximos meses es poco probable que este año sea tan lluvioso como el anterior", anticipa Raúl Cordero, climatólogo de la Universidad de Santiago (USACH) en conversación con La Tercera.

Menos eventos y cantidad de precipitaciones (lluvia y nieve) serían nefastos en la zona central de Chile confirmando que lo de 2023 fue una excepción dentro de la megasequía que comenzó en 2009.

El tema es que la respuesta a estos cambios del océano no es inmediata en la atmósfera, de hecho, los expertos advierten que aún podríamos percibir las consecuencias de El Niño durante el otoño y la primera parte del invierno.

De ser así, las lluvias y nevadas en este lapso podrían entregar algo de alivio ante un posterior periodo de escasez de precipitaciones.

Eso en la zona central, porque La Niña facilita las precipitaciones invernales en la Patagonia, así como durante los veranos en el altiplano chileno.

Efectos de la Niña presente durante el verano y primavera
Dependiendo de la zona del país y época del año, La Niña propicia diversos efectos en las precipitaciones y temperaturas.

En cuanto a las temperaturas mínimas, la instalación de La Niña facilitaría las heladas (mínimas bajo 0) en los valles del centro-sur en el invierno y la primavera (heladas tardías). Y, en las tardes invernales suelen presentarse marcas por sobre lo habitual producto de la escasez de la nubosidad. Esta estabilidad atmosférica facilita los episodios de contaminación del aire en los valles.

Mientras las temperaturas máximas durante los periodos cálidos (primavera-verano) tienen a moderarse, así como a tener más días nubosos en el litoral del centro-norte.

Menos precipitaciones y más frío en invierno son parte de las consecuencias que podría traer un nuevo episodio de La Niña. Una oscilación importante que condiciona el clima mundial, pero no la única, por lo que, además en este contexto de calentamiento global, aumenta la incertidumbre con respeto al futuro meteorológico en este 2024.