¿Por qué La Niña tiene sus días contados?

La Niña parece tener sus días contados. Los modelos pronostican su debilitamiento y un rápido avance hacia condiciones de El Niño. En esta nota revisaremos el pronóstico de los precursores de El Niño que podrían explicar esta tendencia.

Vientos ecuatoriales
Los vientos en el ecuador podrían ser la clave para el futuro desarrollo de El Niño.

Por estos días, se observa un evento de La Niña en el Pacífico ecuatorial central. No es un evento particularmente intenso, pero ocurre simultáneamente con un evento extraordinariamente intenso del Dipolo del Océano Índico (IOD) en su fase negativa.

Sin embargo, los modelos pronostican que el IOD pasará a ser positivo y que La Niña terminará en un par de meses. Esta transición parece esperable para el IOD, ya que luego de un evento intenso, es normal que el sistema tienda al equilibrio.

La transición de La Niña a El Niño, en cambio, confirmaría que La Niña no se posicionará en el Pacífico con fuerza tras el evento fallido de finales de 2024.

Además, para Chile es de particular interés una eventual transición hacia condiciones de El Niño en esta época del año, porque la temporada lluviosa de 2026 podría comenzar con el Pacífico bajo un evento de El Niño.

Lo que sustenta el pronóstico

Una cosa es que los modelos pronostiquen un evento de El Niño y otra es comprender los fundamentos físicos de dicho pronóstico. Aquí intentaremos hacer lo segundo.

Uno de los principales precursores de El Niño son los pulsos de viento del oeste (westerly wind burst, WWB, en inglés) en el Pacífico ecuatorial occidental. Estos WWB son los que típicamente comienzan con la sucesión de eventos que terminan con un evento de El Niño.

Vientos ecuatoriales
Anomalías de vientos ecuatoriales cercano a la superficie. En rojo anomalías positivas (vientos del oeste más intensos) y en azul anomalías negativas (vientos del este más intensos). Fuente: NCICS.

Cuando ocurre un WWB en el Pacífico occidental, se propagan ondas oceánicas tipo Kelvin de hundimiento, lo que favorece el calentamiento. Además, se revierten (o ralentizan) los vientos alisios en el Pacífico, lo que también favorece el calentamiento.

Las observaciones, por ahora, muestran un predominio de condiciones de vientos alisios reforzados en el Pacífico; en la figura anterior, los colores azules indican que los vientos del este están más intensos de lo normal. Esto es típico durante La Niña. Pero si miramos a partir de diciembre, comienzan a aparecer colores rojos, que dan indicios de un WWB.

Esto significa que los modelos (acá, mostrando sólo el modelo GFS) pronostican un evento de debilitamiento de los alisios para la semana del 13 al 19 de diciembre. Este WWB podría ser perfectamente el precursor del evento de El Niño futuro.

La Madden-Julian también aporta

Si ahora miramos el pronóstico de la Oscilación Madden-Julian (MJO), que suele estar relacionada con los WWB en las fases 7 y 8, vemos que justamente para la segunda mitad de diciembre se pronostica un paso de la MJO a las fases 7 y 8.

MJO
Observaciones y pronóstico de la MJO. Izquierda, según el modelo ECMWF y derecha por variable. Fuente: NWS-CPC y NCICS.

Este pronóstico concuerda entonces con dos cosas: por un lado, el paso del IOD de negativo a positivo y, por otro, con el pronóstico de un WWB para diciembre. Además, si miramos con cuidado las variables que componen el índice de la MJO, vemos que la mayor señal en diciembre, se obtiene justamente de los vientos cercanos a la superficie.

Estos elementos del pronóstico dan sustento físico al rápido debilitamiento de La Niña y al posterior paso a condiciones de El Niño en el Pacífico ecuatorial para las próximas semanas y meses.