Las heladas: qué son, qué tipos existen y por qué importan
Aunque el número total de heladas ha disminuido en varias regiones del mundo, su impacto en la agricultura y en la vida cotidiana sigue siendo relevante. Te contamos qué tipos existen y por qué los agricultores les temen tanto.

Si hubiera que hacer un ranking de los fenómenos meteorológicos más temidos por los agricultores, las heladas estarían, sin duda, en el top 3. El momento en que la temperatura del aire desciende bruscamente al punto de congelación, puede destruir cultivos completos en una sola noche, especialmente si ocurre en periodo de floración o brotación. Causando daño inmediato y, a veces, irreversible.
Esto ocurre, porque cuando la temperatura baja de los 0 °C, el agua contenida en las plantas, en el suelo y en el aire comienza a congelarse. Cuando duran muchas horas, todo lo que toca una helada parece haber sido “quemado”, como suele llamarse a su efecto.
No todas las heladas son iguales
Existen distintos tipos de heladas, según el mecanismo que las genera. En la zona central de Chile suelen registrarse entre mayo y agosto, aunque también pueden ocurrir a inicios de primavera. Las más comunes son las heladas por advección y por radiación.
Una helada por advección sucede cuando una masa de aire frío – generalmente de origen polar – se desplaza sobre el continente, provocando un descenso brusco de la temperatura. Suele ir acompañada de viento, lo que facilita que el frío se extienda por grandes áreas. Las temperaturas bajas pueden durar toda la noche, varias noches seguidas y también durante las mañanas.
Este tipo de heladas suelen ser las más dañinas, ya que se asocian a condiciones de aire seco y frío. Son las llamadas “heladas negras”, puesto que no se ve el hielo sobre la superficie, sino que el frío afecta directamente la estructura interna de las plantas, rompiendo sus células y provocando su oscurecimiento, como si estuvieran quemadas.
En tanto, las heladas por radiación ocurren en noches despejadas y sin viento, cuando la superficie terrestre pierde calor hacia el espacio. Sin nubes que actúen como una manta térmica, el enfriamiento del suelo es más severo, y las temperaturas cerca del nivel del suelo pueden caer bajo cero, aunque el aire más alto siga siendo más cálido.
En Chile este tipo de heladas predomina a fines de otoño, durante el invierno y a comienzos de primavera. Se caracteriza por cubrir con hielo la superficie, de ahí que sean conocidas como “heladas blancas”.
Otro tipo menos común es la helada por evaporación, que produce por la evaporación de humedad en el suelo o la vegetación provoca enfriamiento, haciendo que la temperatura baje al punto de congelación. Se dan en condiciones específicas, como tras lluvias, que son seguidas por vientos secos y fríos.
¿Por qué son importantes las heladas?
Además de afectar a la agricultura, las heladas suponen riesgos para la salud humana, especialmente en poblaciones vulnerables, ya que aumentan los casos de enfermedades respiratorias y complicaciones asociadas al frío extremo.
En zonas urbanas, las heladas también pueden causar la formación de escarcha sobre carreteras y veredas, aumentando el riesgo de accidentes. Y en zonas rurales, pueden congelar cañerías, sistemas de riego o afectar al ganado.

Si bien en la actualidad la frecuencia de las heladas está disminuyendo casi en todas las regiones de latitudes medias y altas, debido al aumento de las noches cálidas, vinculado al cambio climático, las heladas no desaparecerán por completo, debido a la variabilidad natural del clima.
Puede ocurrir que la temporada libre de heladas se extienda, pero el riesgo de heladas tardías o esporádicas seguirá siendo relevante.