Abastecimiento en las grandes ciudades: Agua hoy, ¿sed para mañana?

La mayor cantidad de nieve caída este invierno será fundamental para el suministro de agua potable este verano en Santiago. La situación más crítica se vive en la costa de Valparaíso.

llave abierta; agua
A pesar de que este año llovió más que en los anteriores en la zona central, aún existe riesgo de desabastecimiento para próximo verano.

En enero de 2020, el superintendente de Servicios Sanitarios, Jorge Rivas, fue el primer personero estatal en reconocer abiertamente en la prensa (El Mercurio) que “el próximo verano (2021) podría haber racionamiento de agua potable en Santiago de Chile.

Gracias a las lluvias de junio y julio pasados, la capital del país acumula casi el triple del agua caída la fecha (180,8 milímetros) que todo lo registrado en 2019 (66,6 milímetros). Una cifra alentadora si se compara con el año pasado, pero deficiente al confrontarse con la cantidad considerada normal (260 milímetros hasta agosto).

Bajo este parámetro, el “fantasma” del racionamiento continúa vigente. Más aún al conocer que el embalse El Yeso, la única reserva artificial de agua para la región Metropolitana, acumulaba 108 millones de metros cúbicos de agua al 31 de julio; según el informe de la Dirección General de Aguas (DGA).

El recurso hídrico que guarda El Yeso se utiliza cuando las aguas del río Maipo no dan abasto para satisfacer el consumo en la capital del país. A la misma fecha de 2019, el tercer año más seco en Santiago desde que hay registros (1924-1968), El Yeso acumulaba 118 millones de metros cúbicos, es decir, hoy, acapara menos agua.

Pero hay una gran diferencia, en 2019 casi no nevó en la cordillera andina central, un panorama distinto al de ahora. Durante junio y julio “cayeron más de 1,5 metros (La Parva), mientras que el año pasado sólo fueron 30 centímetros en el mismo periodo. El derretimiento de esta nieve contribuirá a alimentar los embalses durante la primavera alejando el fantasma del racionamiento”, afirmó Raúl Cordero, climatólogo de la Universidad de Santiago (Usach) en entrevista con La Tercera.

Valparaíso en problemas

Hasta hace unos años, las ciudades costeras de la Región Valparaíso se nutrían de agua en gran parte gracias a los caudales de los ríos Maipo y Aconcagua. Además, contaba con las reservas de la Laguna Peñuelas y el embalse Los Aromos. Todo eso cambió radicalmente.

“Hemos construido una cantidad de pozos importantes, de hecho, ahora obtenemos cerca del 60% del agua desde fuentes subterráneas”, señala Luis Riveros, gerente regional de Esval, la empresa sanitaria que abastece a cerca de 650 mil hogares en esa región.

Hoy, en el verano, la poca agua que escurre por el Aconcagua ni siquiera alcanza a llegar a la costa. La Laguna Peñuelas se encuentra casi seca y el embalse Los Aromos, en Limache, cuenta con el 23% de su capacidad (8 millones de metros cúbicos), casi la mitad de agua que tenía el año pasado a esta misma altura, según la DGA.

Pozo; viñas
Los pozos se han convertido en una opción cada vez más viable ante la falta de agua superficial en ríos y embalses, tanto para la agricultura como para el consumo humano directo.

El panorama es más complicado entonces para ciudades como San Antonio, Valparaíso y Viña del Mar que para Santiago, ya que la capital se encuentra a los pies de la nevada cordillera de Los Andes.

¿Cuánta lluvia se necesita para asegurar el abastecimiento de agua potable en Valparaíso? Luis Riveros (Esval) responde que “si la pluviometría de los próximos años es similar a la de 2013 (370 milímetros) volveríamos a un nivel normal. Si se repite la de 2018 (250 milímetros) la situación sería ajustada”.

Este año, fuimos favorecidos con mayor cantidad de nieve en la cordillera central en comparación a inviernos pasados.

Entonces, la situación es ajustada; ya que Valparaíso acumula 230,8 milímetros de agua en lo que va del año de acuerdo con el Servicio Meteorológico de la Armada.

La diversificación de las fuentes de agua es la gran apuesta para abastecer a esta poblada zona del país, porque en los próximos meses veremos si la mayor cantidad de nieve acumulada en la cordillera, y que fluirá en estado líquido durante la primavera por los ríos, alcanzará a llegar hasta el puerto principal.