¿Cuál es el mejor clima del mundo para observar las estrellas?
Cielos despejados, aire seco y ausencia de luz son los ingredientes perfectos para mirar el universo. Desde el desierto de Atacama hasta las cumbres más altas del planeta están entre los destinos ideales para disfrutar de las noches más estrelladas.

Las luces de la ciudad, de alguna manera, se han robado el cielo estrellado. La contaminación lumínica —la luz artificial que se escapa de calles, edificios y vehículos— borra buena parte del cielo nocturno en el mundo, donde hoy más del 85% de la población vive bajo cielos que ya no muestran las estrellas.
Pero en algunos rincones del planeta —y especialmente en Chile— todavía es posible ver las estrellas; solo hay que combinar algunos factores meteorológicos y geográficos para lograrlo.
La ciencia detrás de la noche perfecta
El cielo ideal para observar las estrellas no depende solo de la oscuridad; además de la ausencia de luces artificiales, es necesario considerar la humedad del aire, la estabilidad atmosférica y la altitud.

Un aire seco y transparente permite que la luz de las estrellas alcance nuestros ojos sin distorsiones. Si hay vapor de agua, este actuará como una especie de velo que dispersa la luz y absorbe parte de la radiación procedente de las estrellas.
En zonas extremadamente secas, como el desierto de Atacama, la humedad relativa puede caer por debajo del 10%; por eso allí se han instalado algunos de los observatorios astronómicos internacionales más grandes del mundo. Desde el desierto chileno es posible detectar luz emitida incluso hace millones de años, casi sin distorsiones.
La estabilidad atmosférica también es crucial. Cuando las capas de aire tienen temperaturas y densidades muy distintas, se genera turbulencia, una especie de parpadeo o “titileo” de las estrellas.
En lugares con atmósfera estable, es decir, donde el gradiente térmico vertical —el cambio de la temperatura del aire con la altitud— es bajo, las imágenes del universo son mucho más nítidas. En Chile, esta estabilidad se ve favorecida por la presencia del Anticiclón del Pacífico Sur, que mantiene el aire seco y en calma durante gran parte del año.
Finalmente, la altitud también es un factor a considerar al observar las estrellas, ya que a mayor altura la atmósfera es más delgada y hay menos partículas que desvíen la luz. Por eso, observatorios como ALMA (a 5.000 metros en el Llano de Chajnantor) o el VLT en Paranal (a 2.600 metros) se sitúan en zonas elevadas.
El desierto de Atacama
En los lugares donde estos factores se combinan, se pueden obtener más de 300 noches despejadas al año, que pueden aprovecharse tanto por astrónomos como por viajeros.

Entre el océano Pacífico y la cordillera de los Andes, el desierto de Atacama es uno de los lugares más secos y despejados del planeta. Recibe menos de 15 mm de precipitación anual y tiene más de 320 noches despejadas al año. Si bien los observatorios internacionales no pueden visitarse de noche, desde San Pedro de Atacama se realizan excursiones nocturnas para observar las estrellas a simple vista o con telescopios.
Los cielos están más claros, sin embargo, durante el invierno austral. Desde abril hasta agosto, la Vía Láctea es más visible. Durante el verano también es posible ver las estrellas con claridad, pero es crucial evitar la luna llena.
Otros lugares para explorar
En el hemisferio norte, los mejores lugares para observar el cielo son el volcán Mauna Kea, en Hawái, a 4.207 metros de altura; el desierto de Wadi Rum, en Jordania, conocido como el “Valle de la Luna”; el desierto de Namib, en Namibia, al suroeste de África; y las cumbres europeas de los Alpes, en Suiza y Austria.
Referencias de la noticia:
Weather Blog. The World’s Best Weather for Stargazing: From Deserts to Mountains.