Abejas chilenas: un mundo de especies únicas desde el desierto hasta los bosques

Polinizadoras de cactus en el norte o guardianas de flores milenarias en el sur, nuestras abejas sostienen la biodiversidad en algunos de los paisajes más extremos del planeta

Abejas chilenas.
Chile es hogar de más de 450 especies de abejas nativas, muchas únicas en el mundo, que mantienen en equilibrio sus paisajes extremos y son esenciales para la biodiversidad.

Cuando pensamos en abejas, a menudo imaginamos colmenas repletas de miel y zumbidos incesantes. Pero en los valles, montañas y desiertos de Chile, las abejas nativas trabajan en silencio, manteniendo en pie ecosistemas enteros.

Estas abejas han evolucionado en soledad, sin colmenas, en un país de extremos, donde la supervivencia es un arte en sí mismo.

Cada 20 de mayo se celebra el Día Mundial de las Abejas en honor a Anton Janša, un pionero de la apicultura moderna nacido en Eslovenia. Esta fecha nos recuerda que, sin abejas y otros polinizadores, no hay alimentos y, sin alimentos, no hay futuro.

Un mundo de abejas por descubrir

Olvídate por un momento de la típica abeja de miel. En Chile, el panorama es fascinante: de las cerca de 450 especies nativas, muchas son únicas en el mundo y viven solo en rincones específicos del país.

Algunas son grandes y peludas, otras diminutas y metálicas, pero todas comparten una misión: polinizar flores silvestres y cultivos, manteniendo vivos los paisajes que amamos.

Esta riqueza se distribuye en cinco grandes familias, cada una con características únicas:

  • Apidae: Incluye abejas melíferas, abejorros y abejas orquídeas, conocidas por su organización social y polinización eficiente.
  • Colletidae: Abejas solitarias que usan una secreción especial para impermeabilizar sus nidos.
  • Megachilidae: Las "abejas cortadoras de hojas" usan pétalos, hojas y barro para construir sus nidos.
  • Andrenidae: Abejas solitarias que polinizan muchas plantas silvestres.
  • Halictidae: Incluye abejas solitarias y sociales, pequeñas y oscuras, conocidas como “abejas del sudor”.

Mientras algunas prosperan en los bosques húmedos del sur, otras han desarrollado estrategias para sobrevivir en suelos abrasadores y secos del norte.

Esta adaptación a paisajes tan contrastantes es lo que hace que cada especie sea única y fundamental para su entorno.

Las estrellas del zumbido chileno

Si tuviéramos que elegir a las “más populares” del mundo de las abejas chilenas, algunas destacarían por su importancia o singularidad.

El gigante austral: Bombus dahlbomii

Es la abeja más grande del hemisferio sur, con un pelaje naranja brillante que parece un pequeño oso volador.

Bombus chilensis
Actualmente se encuentra en peligro por la presencia del abejorro europeo, especie introducida con fines agrícolas para la polinización de cultivos. Créditos imagen: Instagram Bombus chilensis.

Este gigante es un polinizador clave de los bosques australes de Chile y Argentina, pero lamentablemente se encuentra en peligro de extinción. Su presencia es un indicador de la salud de estos ecosistemas.

La elegante de la cordillera: Xeromelissa sororitatis

Descubierta recientemente en la zona de Farellones, esta abeja de la familia Colletidae es un ejemplo de las especies únicas que habitan en los Andes centrales.

Xeromelissa sororitatis
Es una abeja pequeña y discreta que nidifica en el suelo de las montañas centrales, adaptada a las alturas y al clima seco de Farellones. Créditos imagen: Fundación abejas de Chile.

Esta especie solitaria y de cuerpo oscuro es una experta en polinizar plantas de alta montaña.

Las maestras del desierto: Centris chilensis

Esta pequeña abeja es capaz de prosperar en los terrenos áridos del desierto de Atacama, donde las temperaturas pueden ser extremas y la vegetación escasa.

Abejas de Atacama
Conoica también como “abejas de Atacama” o “abeja minera”, tiene apariencia dorada y con patas peludas para cavar en la arena. Sobrevive en condiciones extremas y poliniza cactus y otras plantas del desierto. Créditos imagen: Cristóbal Sprätz.

La abeja “minera” es capaz de prosperar en los terrenos áridos del desierto de Atacama, donde las temperaturas pueden ser extremas y la vegetación escasa.

La abeja del matorral: Chilicola travesia

De vuelo rápido y cuerpo diminuto, esta abeja es una habitante incansable del matorral del norte chico y la zona central, donde poliniza arbustos nativos que otras abejas no pueden aprovechar.

Abeja del matorral
La abeja del matorral pertenece a la familia Colletidae y es un habitante común del matorral chileno. Su tamaño pequeño y su coloración discreta le permiten camuflarse entre la vegetación. Créditos imagen: Spencer K. Monckton.

Su alta especialización resalta su importancia para estos ecosistemas secos y altamente endémicos.

La cortadora de hojas: Megachile semirufa

Como su nombre lo indica, esta abeja de la familia Megachilidae utiliza trozos de hojas para construir las celdas de sus nidos.

Abeja cortadora de hojas
Esta es una de las especies más representativas del Valle Central chileno, un área que alberga algunas de las mayores concentraciones de abejas nativas del país. Créditos imagen: Ricardo Huenuanca en INaturalistCL.

Las hembras cortan fragmentos circulares o elípticos de las hojas con sus mandíbulas y los transportan a sus nidos para revestir las celdas donde depositan sus huevos y provisiones de polen y néctar.

Ecorregiones: Un mosaico de hábitats y abejas

Chile es un país largo y estrecho, con una geografía diversa. Tal como lo explica un estudio publicado en Ecosphere, esta variedad de paisajes es hermosa y también es clave para entender por qué hay tantas abejas diferentes.

"Fuimos capaces de diferenciar al menos seis ‘ecorregiones de abejas silvestres’, con especies únicas y atributos ambientales particulares, tales como la elevación, precipitaciones y cobertura vegetacional".

Cristian Villagra, entomólogo de la UMCE, en columna de opinión para CIPER

Al respecto, Villagra explica que cada ecorregión tiene su propio conjunto de abejas, algunas de las cuales no se encuentran en ningún otro lugar del mundo.

Las abejas chilenas no pican titulares, pero su trabajo silencioso sostiene los colores del desierto, los frutos de los campos y los secretos de los bosques.

En su vuelo llevan una paradoja: son a la vez frágiles e irremplazables. Este 20 de mayo, mientras el mundo las celebra, Chile tiene una tarea pendiente: mirar más de cerca a estas pequeñas gigantes, antes de que su zumbido se convierta en eco.

Fuentes y referencias de la noticia:

- Marshall L. et al. (2023). Chilean bee diversity: Contrasting patterns of species and phylogenetic turnover along a large-scale ecological gradient. Ecosphere.

- Cristian Villagra. (2023). La protección clave de las abejas nativas en Chile. Columna de opinión publicada en Ciper.