Atrae aves y otros polinizadores en invierno: flores, frutos y refugios que dan vida al jardín

Aunque el frío reduce la actividad en el jardín, aún es posible atraer insectos y aves beneficiosas si eliges bien qué plantar y cómo cuidar tu espacio.

polinizadores de invierno
Aun en temporada fría, es posible crear un jardín que alimente, proteja y sostenga la vida silvestre.

En invierno el jardín parece calmarse, pero eso no significa que la vida desaparezca. Aún hay movimiento: abejas nativas que salen en días soleados, mariposas que buscan néctar en floraciones tardías, aves que se acercan a zonas pobladas para encontrar alimento y refugio.

Y ahí es donde el jardín puede convertirse en una ayuda concreta. Plantar flores resistentes, dejar rincones menos intervenidos, y ofrecer alimento natural a través de arbustos y hierbas, son formas efectivas de apoyar a estas especies, sin caer en prácticas artificiales que puedan perjudicarlas.

Flores que siguen activas en invierno

Las flores que se abren en invierno son menos comunes, pero muy valiosas. Muchas especies nativas o adaptadas siguen ofreciendo polen o néctar durante esta estación.

Opciones recomendadas para maceta o jardín:

  • Romero (Salvia rosmarinus): aromática perenne que puede florecer durante el invierno, sobre todo en la zona central. Sus flores azuladas atraen insectos y picaflores.
  • Caléndula: resistente y de crecimiento rápido. En zonas con heladas suaves, sigue floreciendo durante gran parte del invierno.
caléndulas
Las caléndulas no temen al frío: florecen en invierno y vienen en tonos que van del amarillo al naranjo intenso.
  • Lavanda: si bien su floración principal ocurre en primavera y verano, algunas variedades siguen dando flores aisladas en invierno suave. También actúa como refugio para insectos.
  • Pensamientos y crisantemos: populares por su colorido, toleran bien el frío y se mantienen en flor en jardines, macetas o balcones.

Estas especies, además de aportar color, permiten que abejas nativas, sírfidos y otros insectos encuentren alimento cuando más lo necesitan.

Arbustos con frutos: una despensa natural para las aves

Mientras el néctar es esencial para insectos, los frutos cumplen ese rol para muchas aves durante el invierno. Algunos arbustos, en especial los nativos, conservan sus bayas o frutitos durante semanas, alimentando tencas, loicas, zorzales o diucas.

  • Murtilla (Ugni molinae): otro nativo valioso, que produce pequeños frutos comestibles a fines del invierno.
  • Calafate (Berberis microphylla): espinoso, pero con bayas muy atractivas para aves. También da refugio.
  • Cotoneaster: habitual en jardines, florece en primavera y ofrece frutos rojos que duran hasta el invierno.
  • Michay (Berberis darwinii): similar al calafate, pero más ornamental y usado como cerco.

Estos arbustos también sirven de refugio frente a depredadores y viento.

Las malezas también tienen un rol

Aunque solemos verlas como una molestia, no todas las malezas son enemigas del jardín. En realidad, muchas de ellas cumplen un rol importante en el ecosistema, especialmente en invierno, cuando el suelo queda más expuesto y escasea el alimento para la fauna silvestre.

malezas
Dejar crecer ciertas plantas espontáneas aporta alimento, cobertura y biodiversidad sin necesidad de intervenir o plantar nada nuevo.

Dejar que algunas crezcan libremente en los bordes del jardín o en rincones menos intervenidos puede ser beneficioso. Por ejemplo, especies como el diente de león, o la achicoria silvestre florecen incluso en los meses fríos y son visitadas por insectos como abejas y sírfidos.

Además, estas plantas espontáneas ayudan a cubrir el suelo, evitar la erosión y conservar la humedad. También ofrecen semillas para aves pequeñas que buscan alimento en invierno, como los jilgueros o chincoles. La clave está en el equilibrio: no se trata de dejar que las malezas invadan, sino de reconocer su valor y permitir que algunas crezcan donde no interfieren, aportando biodiversidad sin esfuerzo.

¿Y los comederos o refugios artificiales?

Mejor con precaución. Ante la escasez de alimento en invierno, es común pensar en ayudar a las aves o insectos colocando comederos, bebederos o refugios artificiales; sin embargo, estas prácticas, aunque bien intencionadas, pueden tener efectos negativos si no se ejecutan correctamente.

casa aves
Las casitas para aves solo funcionan si están limpias, protegidas y ubicadas lejos de peligros. Lo natural siempre es mejor.

Los bebederos para picaflores, por ejemplo, si no se limpian a diario y no se reponen con soluciones frescas, pueden fermentar o desarrollar hongos que enferman a las aves. Lo mismo ocurre con los comederos para aves granívoras: si se humedecen o acumulan residuos, pueden ser focos de enfermedades o atraer roedores.

Tampoco es recomendable fomentar una dependencia artificial al alimento humano, especialmente en aves silvestres, ya que altera sus ciclos naturales y puede modificar sus patrones migratorios o de anidación.

Lo más seguro y sostenible siempre será optar por soluciones que imiten la naturaleza. Pero si de todos modos decides instalar un comedero, asegúrate de mantenerlo limpio, reponer el alimento con frecuencia y retirarlo cuando termine el invierno.