El error más común que puede matar a la lengua de suegra: evita hacerlo si quieres que sobreviva
Sobrevive con sombra, crece con abandono y ni siquiera se inmuta frente al polvo o la calefacción. Pero hay un solo error que no perdona.

La lengua de suegra (Sansevieria trifasciata), ha ganado fama de “planta indestructible”. Y con justa razón: tolera ambientes secos, poca luz, largos periodos sin riego, y se mantiene verde todo el año sin exigir casi nada. Su resistencia la convierte en una de las especies favoritas para quienes no tienen tiempo, experiencia o condiciones ideales.
Pero ni siquiera ella lo aguanta todo. Hay un solo error capaz de arruinarla por completo, incluso si todo lo demás está bien, y es más común de lo que parece.
¿Cuál es ese error que no perdona?
Regarla como si fuera una planta tropical es un error común que, en lugar de ayudarla, puede terminar por matarla de exceso de cuidado. La lengua de suegra es una suculenta, y sus hojas almacenan agua para soportar largos periodos de sequía.
Aunque parezca contraintuitivo, lo mejor que puedes hacer es olvidarte un poco de ella. En verano, basta con un riego cada 15 a 20 días, siempre esperando a que el sustrato esté completamente seco.

En invierno, puede pasar un mes o más sin necesidad de agua. El ambiente frío y la falta de ventilación hacen que la humedad se acumule más fácilmente, lo que acelera el riesgo de pudrición.
- Consejo importante: si tu planta está en el exterior o recibe lluvia, protégela en invierno para evitar que el agua se acumule en la maceta.
¿Qué hacer si tu lengua de suegra se ve mal?
A veces, pese a todos los cuidados, la sansevieria puede mostrar señales de que algo no va bien.
Lo mejor en estos casos es sacar la planta de la maceta, revisar las raíces y eliminar cualquier parte podrida. Luego, déjala secar al aire por uno o dos días y vuelve a plantarla en sustrato seco y suelto.
Si el problema no es el riego, también es posible que esté recibiendo muy poca luz. Aunque sobrevive en sombra, su crecimiento se ralentiza bastante. Moverla a un lugar más luminoso, sin sol directo, puede hacer toda la diferencia.
Cómo cuidarla (sin matarla de cariño)
Aunque es una planta extremadamente tolerante, hay ciertos cuidados que harán que se mantenga sana, con hojas firmes y crecimiento constante durante todo el año:
- Luz: Le va bien la luz indirecta, pero sobrevive incluso en sombra parcial.
- Sustrato: Prefiere mezclas para cactus o suculentas. Debe ser muy poroso y drenar rápido.
- Maceta: Mejor si es de barro o cerámica con orificio de drenaje.
- Riego: Siempre con moderación. Espera a que el sustrato esté seco al tacto.
- Multiplicación: Fácil de propagar por división de rizomas o cortes de hojas.
- Poda: Elimina hojas dañadas desde la base con tijeras limpias.
Recordemos que, en este caso, menos siempre es más: cada exceso, especialmente de agua, suele pasar la cuenta más tarde.